Mientras concluyo la revisión del texto del libro, el 25 de setiembre de 2022 escucho la homilía del papa Francisco en la misa de clausura del Congreso Eucarístico de Matera, en el sur de Italia, después de haber proclamado la parábola de Lázaro y el rico, en el evangelio de San Lucas (16,19-31): “Hermanos y hermanas, soñemos. Soñemos una Iglesia así: una Iglesia Eucarística. Hecha de mujeres y hombres que se parten como el pan para todos aquellos que mastican la soledad y la pobreza, para aquellos que están hambrientos de ternura y de compasión, para aquellos cuya vida se está desmoronando porque les ha venido a faltar la buena levadura de la esperanza. Una Iglesia que se arrodilla ante la Eucaristía y adora con estupor al Señor presente en el pan; pero que sabe también inclinarse con compasión y ternura delante de las heridas de quien sufre, aliviando a los pobres, secando las lágrimas de quien sufre, haciéndose pan de esperanza y de alegría para todos. Porque no hay un verdadero culto eucarístico sin compasión por los tantos ‘Lázaros’ que también hoy caminan a nuestro lado. ¡Tantos!”.

El Papa nos propone soñar una Iglesia al estilo de Don Zatti, donde el amor a Dios no puede separarse de nuestra respuesta al sufrimiento y a las lágrimas de los pobres y los enfermos. Inseparables, como los pedales de la bicicleta, como las dos alas que nos remontan a Dios.