La galera de Mora

La galera de Mora era una volanta con dos ejes, tirada por seis, siete u ocho yuntas de caballos y, en caso de lluvia, hasta nueve. Podía llevar un máximo de diez pasajeros a la vez, acomodados en cuatro filas de bancos. Su servicio unía quincenalmente a Bahía Blanca con Carmen de Patagones, a 274 kilómetros. Las primeras galeras se trajeron desde Estados Unidos donde se conocían como diligencias. El pasaje costaba trescientos pesos y en verano doscientos cincuenta. Hacían también el servicio de correo y mensajería. En verano demoraba dos días completos y en invierno podía extenderse hasta tres días. Lo más difícil era atravesar los arenales y los salitrales. Allí a veces los pasajeros debían bajarse y seguir un tramo a pie o a caballo. Atravesaban en balsa el río Colorado. Los caballos se cambiaban cada veinte kilómetros en las famosas postas. Para poder sostener este servicio los hermanos Mora llegaron a tener hasta mil trescientos animales. La tripulación de la galera incluía al mayoral, en este caso Marcos Mora que era el conductor, y a los tres o cuatro cuarteadores o postillones, jinetes experimentados y rústicos que iban montados en algunas de las cabalgaduras. El mayoral era la máxima autoridad y por eso viajaba armado y podía imponer justicia durante el viaje. La galera de Mora arribó por primera vez a Carmen de Patagones entre los fuegos artificiales del 25 de mayo de 1884 y por última vez en 1913, cuando el ferrocarril llegó a Stroeder, en el partido de Patagones.